Por Alberto Rojas Eguiluz

@albertodre

Fotos: Leandro Peirano

Karen Souza dio tres presentaciones en vivo en Ciudad de México en las que dejó claro porqué es una de las voces mejor cotizadas del jazz mundial. En esta plática en exclusiva para Be U Magazine, la cantante argentina nos contó de su último disco, de los cambios que trajo el encierro y de su faceta como diseñadora de modas.

A simple vista parecería que el encierro no le vino nada bien a Karen Souza. Su último disco, Language of Love salió justo cuando iniciaba el confinamiento y la gira más grande que tenía planeada (pasaría por 25 ciudades de tres continentes), tuvo que cancelarse; pero lo que pasó en realidad fue que, cuando se le cerró una puerta, se le abrieron muchas otras gracias a lo que la tecnología y las nuevas plataformas ofrecieron.

El resultado fue que Language of Love se convirtió en uno de sus discos más escuchados y, además, Karen se enganchó en el sistema de sacar sencillos; un espacio que se dio ella misma para experimentar libremente con sus gustos musicales más allá del jazz y para estar más cerca de sus fans.

Platicamos con Karen Souza unos días antes de sus recientes presentaciones en el Zinco Jazz de Ciudad de México y nos habló de esto y de su otra cara creativa: la de diseñadora de modas.


¿Qué aprendizaje te trajo un disco que salió en plena pandemia?

Language of Love salió justo en marzo 20 de 2020. Es contrafáctico pensar qué hubiera sido si esto no hubiera pasado, pero la realidad es que este es mi disco que superó más rápido el millón de escuchas. Eso habla de una necesidad y una atracción hacia lo nuevo, hacia la nueva música.

¿Qué fue lo que distinguió a Language of Love de tus demás discos?

Este es mi primer disco independiente, así que todo lo que aparece en él fue elegido por mí. Además volvimos a las canciones propias, a contar historias nuestras y de nuestro imaginario con Pamela Philips Oland y Davy Nathan, que son los compositores y mis amigos. 

Pudimos ponerle a este disco lo que quisimos. Hay bossa-nova, jazz, blues, samba brasileira, tango, temas románticos, otros más alegres. Hay para todos los gustos, y para mis gustos, porque tengo unos gustos musicales muy amplios y quiero que todo eso conviva en un disco.


Durante este último año, además de este disco, te dedicaste a sacar sencillos muy seguido…

Desde el 20 de marzo de 2020 a la fecha llevamos compartidos más de 30 sencillos porque a la gente ya se le había hecho un hábito recibir canciones cada 15 días. Me mandaban mensajes pidiendo que no los abandonara, así que puse el cráneo a funcionar. Me sirvió también a mí la retroalimentación; por suerte tengo un estudio en casa y puedo hacerlo.

¿Cómo te sirvió sacar sencillos tan seguido?

Me ayudó a agudizar el ejercicio de la mezcla y la producción, para mí es muy importante. Fuimos sacando temas, uno con big band, que fue en el marco del Big Band Fest. Luego compartimos canciones que se salían del género, pero que me gustan; algunas electrónicas, como un remix de la canción Language of Love y versión de La Isla Bonita, de Madonna; gustitos que me quise dar porque si había un momento para hacerlo era ahora que estábamos encerrados. Se me hizo una adicción, así que vamos a seguir compartiendo. 


Ahora que están regresando los conciertos, ¿seguirás sacando sencillos tan seguido?

A mí me gusta sacar sencillos y hacer discos. Hay quienes se hacen los eruditos de la música y te dicen que no puedes hacer tal cosa. Yo no me dedico al marketing. Soy artista y sí siento una necesidad de la gente por más música y lo puedo hacer; pero hacer contenido implica un desafío. A mí me gustan los desafíos, este disco se escribió en 2019 y en 2022 me pongo a escribir canciones para el siguiente disco, pero pueden salir sencillos en el camino. 


¿Te ha enseñado algo esa dinámica de sacar sencillos?

Que hay más herramientas que pueden jugar a nuestro favor, me gusta el disco como algo físico y como concepto, 10 ó 12 canciones donde se desarrolla una historia con un hilo conductor, pero también me gusta el plan de sencillos sin plataformas. Creo que a medida en que uno sea adicto al trabajo y que tengas la posibilidad y el público del otro lado respondiendo, hay que hacerlo.


¿Qué te da el sencillo y qué te da el disco?

El disco es maravilloso para los melómanos, como yo. Es una suerte de gusto personal que tiende a desaparecer y la etapa que estamos pasando lo aceleró bastante, pero me siguen gustando. Tengo todo tipo de reproductores; para CD, vinilos, cassettes. El disco te da la posibilidad de contar una historia más larga, es como un libro, un concepto artístico más global que un sencillo; pero el sencillo simplifica todo eso en pequeñas historias. A mí me ha ayudado a mantener el ejercicio de producción, porque de eso se trata. 


La música electrónica es otra de tus pasiones, ¿tienes planes para dejar a un lado el jazz por un momento y dedicarte a ella?

No puedo dejar nada. No puedo olvidar una cosa para hacer otra, la idea es incorporar todo. Tengo mucha intención de colaborar con otros artistas de diferentes géneros. En la parte electrónica me estoy metiendo fuerte porque es de lo que más consumo, pero tengo otros amores. Estoy en un momento en que me interesa escribir y estoy abriendo puentes con otros géneros, como el bolero o el hip hop.

Muchos artistas que estaban acostumbrados a sacar discos critican la música por streaming, pero tú te adaptaste muy bien, ¿qué te ofrecen esas plataformas?

Creo que nos dan la oportunidad de colaborar como uno quiere, porque cuando uno está en un sello solo puede colaborar con artistas de ese sello. No puedes trabajar con quien quieras o con un artista más chico que tú porque todo es como Black Mirror; pero si quieres grabar con alguien que tiene 5,000 escuchas en Spotify -porque te gusta-, lo haces.


Supimos que también te gusta diseñar ropa.

Yo estudié diseño industrial en Mar de Plata, donde crecí. Es una carrera que engloba más cosas, pero yo me incliné por la indumentaria. Soy el clásico caso que de niña le hacía la ropita a la Barbie, siempre hubo una exploración. Cuando era más chica era de transformar prendas, eso siempre me gustó, y hoy, cuando viene un evento, un casamiento, un show; tengo la necesidad de estrenar algo nuevo. Me gusta mucho eso de que tienes una tela y de repente un vestido.


¿Qué es lo que te gusta de crear ropa?

Esa parte creativa de empezar y terminar una cosa me hace muy bien; es para sacarme la ansiedad y para despertar la cabeza porque hay un lado bastante matemático en eso; así que hay que saber por dónde empiezas, cómo lo imaginas, cuándo vas a poner las mangas.


¿Qué te gusta diseñar?

Lo que más hago son vestidos, los que usé en los shows de México son todos míos, pero también me gustan mucho los sacos, las batas y la ropa interior, es un distractor, pero me ayuda a la cuestión personal. Si todos tenemos lo mismo, la indumentaria se vuelve un uniforme; que cada quien tenga algo particular habla de uno mismo. 


¿Cómo definirías lo que es el estilo?

Uno tiene que descubrir cuál es su estilo más allá de seguir las tendencias. Yo nunca me fui por el lado de la moda; me puse lo que quise. Cuando era muy chica era muy ridícula, pero en la ridiculez estaba la gracia y mi madre me dejaba hacer eso, como ponerme zapatos distintos, era adorable. Cada uno tiene que buscar su estilo. El mío es un poco disruptivo- la provocación- pero si uno no encuentra lo que quiere en las tiendas, ahí están los sastres. La ropa a la medida sigue existiendo. Hay que buscar el estilo y lo que le queda bien a una para llevarlo con confianza.


¿Qué diseñadores te gustan?

Me gusta mucho un diseñador oriental que se llama Zuhair Murad, que las ha vestido a todas, generalmente es de vestidos muy trabajados. ¡Es carísimo! Me gusta mucho una marca de ropa interior inglesa que se llama Agent Provocateur que juega con eso de lo interior y lo exterior, prendas que se pueden usar en el exterior. Hay muchos nuevos diseñadores que están surgiendo. En Argentina Mariano Toledo para mí fue el mejor diseñador de mi país. Desgraciadamente, se retiró, pero hablo con él para incentivarlo a que vuelva. Tenía una concepción del cuerpo femenino que te ponías cualquier cosa que hiciera él y te dejaba divina; sabía cómo moldear con los vestidos.

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