Por Rodrigo Vázquez Gutiérrez

Hay personas que por alguna extraña razón han llegado a creer que, por el simple hecho de “existir”, tienen el derecho a una vida grandiosa la cual alguien más tiene la responsabilidad de ofrecerles. Asumen que, sólo por estar aquí, son merecedoras de tener un buen y bien remunerado empleo, una familia amorosa y excelentes condiciones de vida, las cuales deben ser proporcionadas por alguien más…

¡La GRAN noticia es que no es tu pareja ni son tus hijos! ¡Tampoco es tu jefe ni tus socios! ¡No son tus amigos ni mucho menos tus padres; eres tú! Sólo tú eres responsable de tu vida; de la manera en cómo la vives; de tu felicidad o infelicidad; de tu éxito o fracaso; de tus logros o la falta de ellos; de tu salud y tu estado físico; del monto de tus ingresos o de la calidad de tus relaciones; SÓLO TÚ…

Y por muy duro que sea entenderlo, NADIE TE DEBE NADA…

Pero lo mejor de esto es que te pone en una situación en la que TODO DEPENDE DE TI. Ab-so-lu-ta-men-te TODO. Es decir que, si quieres ser feliz, depende de ti. Si quieres tener un buen empleo o un negocio próspero, depende de ti. Si quieres tener relaciones cercanas y cariñosas con tus seres queridos, depende de ti. ¿Y si quieres tener buena salud y condición física? ¡Acertaste; también depende de ti!

Ahora, entendamos que hacerse 100% responsable de todo lo que pasa en tu vida se dice más fácil de lo que es. Para algunos de nosotros significa hacer un gran esfuerzo porque implica tomar las riendas de las situaciones en las que nos vemos involucrados, de las condiciones que se presentan y de la vida en sí misma. 

¿Pero, qué hay que hacer para hacerse 100% responsable?

Primero es necesario entender lo que normalmente se interpone en el camino; nos quejamos de todo, culpamos a los demás, nos defendemos cuando las cosas “no salen” como las planeamos, justificamos nuestra falta de entrega y compromiso y ponemos excusas cuando no cumplimos con aquello a lo que nos comprometimos. 

Aquí algunos ejemplos típicos de: 

* Quejas

¡Nadie me ayuda!

¡No me avisaron!

Él no lo hace cómo se debe.

* Culpar a los demás

No pude entregar la presentación a tiempo porque Juan no me pasó los datos.

Llegué tarde por culpa del tráfico.

No traje lo que se necesitaba porque Gabriela no me lo explicó claramente.

* Defendernos

No fue mi culpa.

Tenía toda la intención, pero…

Yo no era el único responsable de los resultados. También eran…

* Justificaciones

No tengo un buen puesto porque el jefe no confía en mí.

No soy feliz porque mi pareja no se esfuerza por hacerme feliz.

No tengo una casa más grande porque no me pagan bien en la empresa para la que trabajo.

* Excusas

No tengo una alimentación saludable porque mi pareja cocina comida muy grasosa.

Han caído las ventas porque no llegan clientes.

No ganamos el partido porque se enfermó nuestro mejor jugador.

Si te das cuenta, todas estas están relacionadas y nos llevan al mismo desenlace; no hacernos 100% responsables. 

Y aunque es cierto que hay factores que no podemos evitar o que no dependen totalmente de nosotros (la economía mundial, el clima o cuestiones globales de salud), lo que sí depende de cada uno es la manera en como reaccionamos a los eventos. Es decir que, ante cualquier acontecimiento, tenemos la posibilidad de quejarnos, justificarnos, defendernos, poner excusas o culpar a alguien más. Sin embargo, también podemos hacernos responsables de la forma en cómo respondemos a estos eventos para que el desenlace sea el deseado, o por lo menos lo más cercano. 

Con el fin de “darle la vuelta” y tomar el 100% de responsabilidad, hay varias preguntas de reflexión que puedes hacerte:

¿De qué manera contribuyo a que esto suceda?

¿Necesito hacer o dejar de hacer algo en específico?

¿De alguna forma, mi manera de pensar o actuar provoca esto?

¿Qué o a quién debo dejar atrás?

¿Cómo fomento y perpetúo esto que ocurre?

¿Qué estoy haciendo o dejando de hacer para que esto cambie?

¿Hay algo que necesito dejar atrás?

¿Estoy tomando acción o sólo soy un observador de la situación?

¿Podría hacer algo diferente?

¿Qué tengo que aprender?

Y también hay algunas acciones que puedes llevar a cabo: 

Decidirlo; la parte más importante es decidir que vas a hacerte responsable y a ser tú y sólo tú quien está a cargo de tu vida.

Comprometerse a dejar atrás cualquier tipo de queja, excusa o justificación.

Darte cuenta de los beneficios que implica la responsabilidad.

Ser tú la persona que crea o permite todo lo que te sucede.

Actuar de manera diferente a como lo has estado haciendo para obtener resultados diferentes.

Enfrentar los hechos a pesar de la incomodidad.

Reaccionar rápidamente y con decisión ante cualquier cosa que ocurra.

Dejar atrás tu papel de víctima. Recuerda: nadie te debe nada…

Prestar atención a lo que haces y a los resultados que obtienes cuando lo haces.

Pedir ayuda para darte cuenta de los momentos en los que tienes este tipo de comportamiento.

Premiarte cuando te hagas responsable. Ver cada ocasión como un logro y recompensarte por tomar las riendas.

Pero lo más importante es darte cuenta de que sólo tienes control sobre 3 cosas: lo que piensas, lo que haces y tu actitud. 

Y si no te gustan los resultados que obtienes, cambia tu respuesta ante lo que enfrentas y ve cómo sucede la magia…

Leave a Comment